Una piel bonita y un pelo abundante hacen que cualquiera tenga un aspecto más joven y cuidado, ganando en atractivo y seguridad en sí mismo. Pues nuestro físico nos da individualidad y refleja salud, belleza y también la edad.
Pero no piense únicamente en productos cosméticos cuando se hable de la piel y del cuidado del cabello. Los cuidados de belleza pueden sólo considerarse completos si vienen también de dentro. La nutrición de la piel se produce principalmente a través del metabolismo. Una piel con impurezas, un cabello sin brillo y unas uñas quebradizas son con frecuencia la consecuencia de una alimentación poco equilibrada. Para proporcionar al organismo las vitaminas, los minerales, los oligoelementos y las sustancias nutritivas necesarios a menudo no es suficiente una alimentación normal.
Se ha demostrado que determinadas sustancias, en cantidades determinadas, contribuyen a mantener la salud, la protección y la regeneración de la piel, del cabello y de las uñas. Así, por ejemplo, la levadura de cerveza y el extracto de mijo previenen contra las impurezas de la piel, el aceite de germen de trigo proporciona, gracias a su alto contenido en vitamina E, una piel lisa y sedosa. La vitamina A evita que la piel se reseque y que se formen escamas. Las vitaminas del grupo B se consideran también como vitaminas de belleza ya que participan ampliamente en el metabolismo de la piel. La biotina y el ácido fólico son elementos básicos importantes para el cabello y las uñas.
El proceso natural de envejecimiento de la piel que se caracteriza por la pérdida de elasticidad, la aparición de arrugas, el cambio de la pigmentación y la celulitis empieza ya a los treinta años. Para prevenir los síntomas de envejecimiento es especialmente recomendable aumentar la cantidad de estas sustancias en nuestra alimentación. Un metabolismo sano de la piel con las sustancias nutritivas adecuadas hace que el proceso de envejecimiento sea más lento y que la piel parezca más suave, lisa y joven.